lunes, 29 de noviembre de 2010

A VECES CUANDO ANDO RESBALO CON LAS HOJAS OTOÑALES, YO QUIERO SER DICIEMBRE

Caminas por la calle sola, concentrada en tu laude interno, cruzas el puente como una mujer autómata...y entonces la humedad del río te recuerda tu miedo. El miedo al final de los días y de las noches, el miedo a la pérdida y al adiós. Entonces te conviertes en conejo desesperado que busca su madriguera, y resbalas con las hojas que tú misma empapas de escarcha. ¿Qué paso que olvidaste y escapó de tus manos? En estos instantes mis manos están vacías, más tiemblo de miedo sin conciencia alguna. Ignorancia, ignorancia, maldita condena...¿ahora dónde está la senda para salir de la caverna? Dios muestra la luz...tenue y blanquecina. Esperanza, aún te amo.

Exilio

                                                    A Raúl Gustavo Aguirre

Esta manía de saberme ángel,
sin edad,
sin muerte en qué vivirme,
sin piedad por mi nombre
ni por mis huesos que lloran vagando.

¿Y quién no tiene un amor?
¿Y quién no goza entre amapolas?
¿Y quién no posee un fuego, una muerte,
un miedo, algo horrible,
aunque fuere con plumas,
aunque fuere con sonrisas?

Siniestro delirio amar a una sombra.
La sombra no muere.
Y mi amor
sólo abraza a lo que fluye
como lava del infierno:
una logia callada,
fantasmas en dulce erección,
sacerdotes de espuma,
y sobre todo ángeles,
ángeles bellos como cuchillos
que se elevan en la noche
y devastan la esperanza.




Cold in hand blues

y qué es lo que vas a decir
voy a decir solamente algo
y qué es lo que vas a hacer
voy a ocultarme en el lenguaje
y por qué
tengo miedo



ALEJANDRA PIZARNIK

sábado, 20 de noviembre de 2010

¿Me dejas calentar mi mano en el bolsillo de tu chaqueta?

De amor, cariño, ubicación, lejanía, de lo cardinal y del camino. ¿Cuántos latidos son la distancia que  nos separa?, ¿Cuántos besos ocupa este vacío? ,¿Es probable hacer nuevas escalas en nuestra "ruta del corazón"?, ¿Recuerdas el edificio con sus rejas forjadas?, ¿y la vetusta fachada de la casa del siglo XVI? Siempre me gustaron las casas, los hogares que ocultan vida tras sus muros...tu siempre amaste la vida, quizás por esa sencillez nos encontramos en un puente. Cuando me quitaste aquella pestaña del ojo y yo miraba con atención tu boca entreabierta, fue como la primera vez que me quitaste el vestido que compré en la Rue de Rennes. Que cada momento cuenta, que momento sin contar es perdido, que las medidas se violan y pierden a tu lado, y que el tiempo fluye como el agua del río buscando siempre el encuentro mayor y más pleno.
Tus dedos que se entrelazaron con los míos aquel domingo en la casa de padre.

Amor mío, mi amor, amor hallado 
de pronto en la ostra de la muerte. 
Quiero comer contigo, estar, amar contigo, 
quiero tocarte, verte. 

Me lo digo, lo dicen en mi cuerpo 
los hilos de mi sangre acostumbrada, 
lo dice este dolor y mis zapatos 
y mi boca y mi almohada. 

Te quiero, amor, amor absurdamente, 
tontamente, perdido, iluminado, 
soñando rosas e inventando estrellas 
y diciéndote adiós yendo a tu lado. 

Te quiero desde el poste de la esquina, 
desde la alfombra de ese cuarto a solas, 
en las sábanas tibias de tu cuerpo 
donde se duerme un agua de amapolas. 

Cabellera del aire desvelado, 
río de noche, platanar oscuro, 
colmena ciega, amor desenterrado, 

voy a seguir tus pasos hacia arriba, 
de tus pies a tu muslo y tu costado.
 JAIME SABINES


Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de 
fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. 
Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me 
receto tiempo, abstinencia, soledad. 

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? 
No es mucho, ni es poco, es bastante. En una 
semana se pueden reunir todas las palabras de amor 
que se han pronunciado sobre la tierra y se les 
puede prender fuego. Te voy a calentar con esa 
hoguera del amor quemado. Y también el silencio. 
Porque las mejores palabras del amor están entre dos 
gentes que no se dicen nada. 

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y 
subversivo del que ama. (Tú saber cómo te digo que 
te quiero cuando digo: "qué calor hace", "dame 
agua", "¿sabes manejar?,"se hizo de noche"... Entre 
las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he 
dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía "te 
quiero".) 

Una semana más para reunir todo el amor del 
tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que tú 
quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No 
sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para 
entender las cosas. Porque esto es muy parecido a 
estar saliendo de un manicomio para entrar a un 
panteón. 
JAIME SABINES

viernes, 5 de noviembre de 2010

Aun cuando te vuelvas aire, abrazaré la atmósfera con la cuenca de mi mano


Afrenta en el dar generoso del corazón...la maestría del amor no tiene final ni consideraciones para sus iniciados. ¿Deben de existir los límites en los caudales de  besos y sentimientos? ¿Balanza que sopese el flujo vital entregado por el recibido? Hay ríos que se desbordan de tanto amar, otros de puro llanto que discurre. Y a pesar de todo, el elegir ser un amador implica los pequeños sacrificios de vivir desnudo, quizás dejando huellas imborrables en caminos que nunca serán transitados de igual manera...a veces duele la soledad.
Para Diego.



 Que te vuelvas nada o casi nada para que no arda el rayo en tu horizonte.

   Estar en ti, contigo, es infinito estar, tal es tu fuerza de amor.

   Irme de ti, si ya no puedo más ir, llegado como estoy a mi frontera.

   El límite prevé o está previsto. Mas yo sobrepasé la puerta, estoy exento de nuevo querer, tanto he querido. Te he querido y ese pasado traspasa el presente, hasta la negación.

   Irme de ti, dejar tu ángel y morir de sed sin tiempo de retorno, sin borde de esperanza. Agua traediza, me vino una edad contigo que embalsé en mis campos, que acanalé en mis huertos.

   Qué regosto comparable al recuerdo de tu vena de agua. Tu presencia recaló mis secanos tornándolos fértiles. Generosa, llevaste los cauces de tu empeño hasta mi sed; fuiste fomento y azacán de mis tierras.

   Si vino flor fue por tu gracia y ella vivió ya sin edades, flor sin tiempo.

   Aun cuando te vuelvas aire, abrazaré la atmósfera con la cuenca de mi mano y quemaré sin llanto mi audacia. Tal es tu fuerza de amor, flor de agua y fruto de torrente. -Y en ambos, pura la intención de correr, de ser sin más, desposeída.

   Baya o espiga, nuez o pezón, a tu fruto lo vi en cierne. Y me harté cuando reventó el gajo y se abrieron de hinchazón los escueznos.

   Esencia propia y preservada, fuego y agua que andan sin vencerse. Ambos elementos y yo, cercano, para amarte.

   Irme de ti, total querer, hacia mi nada...

FILOTEO SAMANIEGO