Para Diego.
Que te vuelvas nada o casi nada para que no arda el rayo en tu horizonte.
Estar en ti, contigo, es infinito estar, tal es tu fuerza de amor.
Irme de ti, si ya no puedo más ir, llegado como estoy a mi frontera.
El límite prevé o está previsto. Mas yo sobrepasé la puerta, estoy exento de nuevo querer, tanto he querido. Te he querido y ese pasado traspasa el presente, hasta la negación.
Irme de ti, dejar tu ángel y morir de sed sin tiempo de retorno, sin borde de esperanza. Agua traediza, me vino una edad contigo que embalsé en mis campos, que acanalé en mis huertos.
Qué regosto comparable al recuerdo de tu vena de agua. Tu presencia recaló mis secanos tornándolos fértiles. Generosa, llevaste los cauces de tu empeño hasta mi sed; fuiste fomento y azacán de mis tierras.
Si vino flor fue por tu gracia y ella vivió ya sin edades, flor sin tiempo.
Aun cuando te vuelvas aire, abrazaré la atmósfera con la cuenca de mi mano y quemaré sin llanto mi audacia. Tal es tu fuerza de amor, flor de agua y fruto de torrente. -Y en ambos, pura la intención de correr, de ser sin más, desposeída.
Baya o espiga, nuez o pezón, a tu fruto lo vi en cierne. Y me harté cuando reventó el gajo y se abrieron de hinchazón los escueznos.
Esencia propia y preservada, fuego y agua que andan sin vencerse. Ambos elementos y yo, cercano, para amarte.
Irme de ti, total querer, hacia mi nada...
Estar en ti, contigo, es infinito estar, tal es tu fuerza de amor.
Irme de ti, si ya no puedo más ir, llegado como estoy a mi frontera.
El límite prevé o está previsto. Mas yo sobrepasé la puerta, estoy exento de nuevo querer, tanto he querido. Te he querido y ese pasado traspasa el presente, hasta la negación.
Irme de ti, dejar tu ángel y morir de sed sin tiempo de retorno, sin borde de esperanza. Agua traediza, me vino una edad contigo que embalsé en mis campos, que acanalé en mis huertos.
Qué regosto comparable al recuerdo de tu vena de agua. Tu presencia recaló mis secanos tornándolos fértiles. Generosa, llevaste los cauces de tu empeño hasta mi sed; fuiste fomento y azacán de mis tierras.
Si vino flor fue por tu gracia y ella vivió ya sin edades, flor sin tiempo.
Aun cuando te vuelvas aire, abrazaré la atmósfera con la cuenca de mi mano y quemaré sin llanto mi audacia. Tal es tu fuerza de amor, flor de agua y fruto de torrente. -Y en ambos, pura la intención de correr, de ser sin más, desposeída.
Baya o espiga, nuez o pezón, a tu fruto lo vi en cierne. Y me harté cuando reventó el gajo y se abrieron de hinchazón los escueznos.
Esencia propia y preservada, fuego y agua que andan sin vencerse. Ambos elementos y yo, cercano, para amarte.
Irme de ti, total querer, hacia mi nada...
FILOTEO SAMANIEGO
Gracias por hacer de esta soledad repentina y abrupta todo un manantial de esperanza, por tu visión compartida y por tu basto cariño...
ResponderEliminarTe quiero.
Amo tu valentía, sensibilidad y compromiso. Siempre estaré para ti.
ResponderEliminarun verdadero placer descubrir tus letras.... desde ya me dedico a seguirte
ResponderEliminarSeroma
www.cerroaislado.blogspot.com
Gracias Seroma, para mí será un honor contar con tu presencia
ResponderEliminarUna entrada hermosa. Nada hay peor en el amor que ser el elector y no el elegido. Te siguo, me gusta tu espacio.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Muchas gracias Perfecto, un abrazo!
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